Pamplinas de una vida

sábado, 1 de mayo de 2010

Cinco con cuarenta

1 de mayo, el día que no es mi día. Y me despierto porque no para de llover y está abierta mi ventana. Me habría quedado en la cama unas horas más pensando en ti, soñando con esferas de luz y mojándome con la lluvia de mayo. No quiero saber que será de mí a mediados de mes, con mil cosas en las manos y sólo una en la cabeza. Repitiendo el mismo proceso de estudio que me corta el sueño y me acelera las ganas de ir al baño. Me he comprado Valeriana: “para el insomnio, el nerviosismo y el estrés”. Creo que sólo me va a servir para gastar 5 euros con 40. Insomnio, que me hace andar despacio y no escuchar que la comida está lista sobre la mesa. Nerviosismo, que me hace levantarme a las 7 de un domingo. Estrés, que recorre a los otros y no me deja bostezar. Y hay manifestación en Madrid, la misma de todos los años, porque a Madrid no le gusta variar. Además yo estoy pensando en un escenario lleno de camas y no en ser becaria de la humanidad. Venga lo que quiera... ¡qué vengan los lobos! Ya no tengo miedo.

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