Pamplinas de una vida

Trozos de mí

Lo normal me parece demasiado obvio, la vida sin tocarla, sin sentirla, sin rasgarla. Vivir así, ¿para qué?


Mi pasión, mi todo: actuar. Hablar con miradas, rozar tu mano sin palparla, llorar a los corazones rotos y sentir el mío el más fuerte. Subir tarimas, bajarlas, besarlas con mis pies y romperlas con las palabras.

Quiero ser actriz, joder, qué duro se hace subir la cuesta.


A veces se me ocurren conversaciones con peces y escribo sobre mujeres sin reloj, e inevitablemente pienso que el mundo se ha vuelto loco y yo me he vuelto loca con él.

Y sí, quiero que me mires, que conmigo un segundo sea eterno y una hora demasiado corta.

Quiero hacer “La voz humana”, me enamoré hace tiempo de “Caricias”, me compro las obras de Becket en vez de las de Lope y ya no sé cómo entrar en el Reina sin atracar la librería.

¿Hay alguien ahí?

Puede que a veces la vida se enturbie, me haga caca y la cisterna esté rota, pero siempre está en mí ese deseo irrefrenable por saborearlo todo.

Sí, hasta la mierda.