Pamplinas de una vida

martes, 30 de noviembre de 2010

Barrizal de mierda catatónica

Yo también he decidido dejarlo todo.
Tirarme por un puente al vacío.
¿Qué más quieres?
Mierda.
Revuelto de nada.
Puedo darte un cachito de mi sombra.
No, en realidad no.
Me sobran las llantinas narcisistas.
Sí, soy yo, todo ego.
Pero no puedo regalarte París.
Te quiero. Nunca te lo digo porque…
Adiós a las páginas del por qué y el para qué.
Ringggggggg. Te llaman. Han colgado.
Lo sé porque era yo.
¿Me sostienes?
Las calles se estrechan. Estrecho.
Si doy dos golpes es que sí.
Tres golpes.
¿Y un golpe?
Tú.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Repíte-TE

Rastro. Lleno de gente, me agobio. ME AGOBIO. Pero al final de la calle llegamos a Arniches y no importa el frío (Has sido tú. Si estás triste nube, no me quites el poco sol que nos queda). Nos comemos las tostas y NO IMPORTA EL FRÍO.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

domingo, 14 de noviembre de 2010

La palabra nuestra


Distancia. La palabra nos separa. Dejamos de compartir vida, cotilleos negros, lágrimas de historias sombrías y sonrisas, cientos de esas sonrisas vuestras. Ahora sólo hablamos por pantallas anti-personas, por mensajes nostálgicos, nos decimos: “el recuerdo empieza a emborronarse”. Ahora La Casa Encendida, los pasos son largos hasta vuestra biblioteca. Llamo y es demasiado tarde, demasiado pronto, es demasiado.

Distancia. La palabra nos une. Seguimos compartiendo vida, cotilleos parrandeados, lágrimas de una felicidad apasionada y sonrisas, cientos de esas sonrisas vuestras. Ahora hablamos por pantallas anti-olvido, por mensajes de amistad verdadera, nos decimos: “el tiempo no nos va a emborronar”. Ahora La Casa Encendida, ¿cambiamos de biblioteca? Llamo y escucho las voces que me recuerdan que nunca es demasiado.

fotografía realizada por M.F.F

A mi SIEMPRE y a mi CONFIDENTE , porque “distancia” sólo es una palabra.

sábado, 13 de noviembre de 2010

A ellas, líneas de alaja

Las mujeres fuertes, que todo empezaron y crearon un mundo nuevo, mi mundo.
Las señoras con rulos, faldas largas y mil pañuelos.
A ellas, les dedico estas líneas. Porque después de unos días pensando a quien dedicarle esta entrada número 100, prefiero dedicársela a ellas.
Sin las pequeñas de huesitos carcomidos, espalda cansada y ojos vividores no existiría.
Abuelas, sois tan diferentes.
Y vuestro Godot siempre presente, en vuestros rezos que en mí se han borrado, en vuestras despedidas, en vuestros deseos.
Me gusta escuchar tus historias. La Guerra. Todavía hay gente que vivió en guerra y saben por lo que lucharon. ¿Lo sabemos nosotros?
Tus rodillas cansadas por el tiempo, tus sonrisas entre el salón y la habitación de la mala suerte.
Tú sabes mis miradas.
Carmen, vuestra alianza simultánea.
Vosotras, rotas por la época que os tocó vivir trajisteis a dos personas maravillosamente imperfectas.
Chocolate caliente para desayunar. Ahora entiendo que celebrábamos recuerdos cada mañana.
Sin vosotras no hay pasado. Yo soy vosotras, por eso, por todo, por nada, gracias.

Vuestra alaja.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Manual de actores (a evitar)

1. El buen actor debe mirar por encima del hombro.

2. El buen actor debe competir con todo (sí, también con las lechugas).

3. El buen actor, nunca (jamás en la historia de su exitosa vida), podrá subir a un escenario sin el maquillaje perfecto.

4. El buen actor gritará al que no le ame y fornicará con débiles admiradores-as.

5. El buen actor soñará con llegar a lo más alto aunque lo consiga.

6. El buen actor sólo utilizará una voz grandilocuente durante el tiempo de actuación.

7. El buen actor pisoteará a los que estorben.

8. El buen actor llorará lágrimas de cocodrilo en cada una de sus interpretaciones brillantes.

9. El buen actor olvidará a sus familiares y sus orígenes.

10. El buen actor debe ser el gran actor.

La ignorancia del mundo “yo-yo-yo” que me rodea está empezando a irritarme. Parece que los pasillos empiezan a quedarse demasiado estrechos para algunos.
Francamente. (Que proviene de franca y no de franco)

jueves, 4 de noviembre de 2010

Los que viven en bolsas de clínex

Vivía en un gran pañuelo de mocos.
Al principio se le pegaban en los pies mientras dormía, hasta que aprendió a utilizar calcetines reciclados.
Era un chico solitario, paseaba de una punta del pañuelo a otra preguntándose cosas sobre la infinidad del universo.
A veces cantaba nanas para poder dormir, otras permanecía en silencio hasta que el sueño se acostaba con él.
“Bailar pegados es…”, y el final para los que viven en bolsas de clínex.

martes, 2 de noviembre de 2010

A Fernando León de Aranoa

Antes las canciones tenían algo especial, ahora ya no tienen nada.

Ayer fui a ver “Amador”, la última película de Aranoa. La película habla del puzle que le toca montar a cada uno. Y yo, inevitablemente, pensé en mi puzle.
Noto que mis piezas son cada vez más pequeñas y ninguna encaja bien. Una es verde y encaja con una azul, y las amarillas no van juntas, las negras aparecen y desaparecen, las blancas siempre encajan…
Hace tiempo todo parecía ordenarse por sí solo. Un día el tablero resbaló y las piezas se esparcieron por el suelo. Ahora, el puzle está medio hecho pero ya no sé por dónde seguir.

Y en mi bolsillito, tu pieza.