Pamplinas de una vida

sábado, 27 de febrero de 2010

martes, 23 de febrero de 2010

UNA


"Cuando era pequeña subía a la montaña más alta y gritaba: ¡no quiero más papillas!”.

lunes, 22 de febrero de 2010

Revuelto de ideas con patatas

Ya no sé si irme a Italia o irme a Holanda.
Si llevar pañales o tirar la ropa de hace cinco años.
Estoy perdida, feliz, pero extraviada.
Anoréxica de certezas, plagada de dudas.
Si digo blanco es negro, si digo es negro…demasiado negro.
Caca, pis, teta, culo.
Espiar suena imposible, planificar inestable.
Finlandia, ¿por qué no?
Soy una niña que crece en un desorden irascible.
Ah, no. Mujer, quería decir mujer.
Independencia…malditos deseos de caminar sin entender.
Roña, la que me va a envolver en los próximos cinco instantes.
¿Yo?
Sa, se, si, so, su. Sí.
Lágrima y sonrisa se juntan en una armonía irrepetible, pero banal.
Profundiza, profundiza.
Es tan fuerte lo que no siento que a veces pienso que lo siento.
Toc-toc. ¡Nadie llama! Es de nuevo ese sonido del pasado, en las calles, que no existen, de París.

viernes, 12 de febrero de 2010

Inviernos de Shié

Shié dice…
Ya no estires más palabras, no puedo dar más de sí.
No me sonrías buscando un arriba y abajo con mi cabeza.
Vuelve, “a casa vuelve”, por navidad, por invierno, por verano, por primavera…
Báilame el agua si quieres, pero acuérdate del día que dije adiós.
Miro de reojo y hasta mi sombra se ha escapado para estar contigo.

Tres tristes tigres y una triste mujer.

Shié piensa…
Estira más y más palabras, puedo dar más de sí.
Sonríe y mi cabeza se moverá como tú quieras.
Vuelve…ya.
Báilame el agua y olvida todo lo pasado.
Sin sombra y…vacía.

Tres tristes tigres y la triste Shié.

viernes, 5 de febrero de 2010

El calvo

Al final, me gusta el calvo.

Es de esas personas que se recubren de mala leche y amenazas y luego no son más que un cacho de pan.

Es de ese tipo de gente que asusta porque les dan miedo las sonrisas.

De esos que prefieren tenerlo todo bajo control aunque lleguen cerrando puertas y diciendo adiós desde el primer segundo.

Esas personas que gritan para sofocarte porque no quieren que te pierdas un tercer plano de la vida.

Digamos, que es el prototipo de profesor que no gusta a primera vista, pero cuando descubres sus ventajas te das cuenta de lo poco inmerso que estabas en el día a día.

Además puedes dibujarle en botellas de plástico, agendas “2009-2010” y gritarle, cuando menos se lo espere, “¡yo quiero ser la SGAE!”.

lunes, 1 de febrero de 2010

Respira: inspira y espira

No hay tanto ruido en Madrid. Si apago la tele y termino de secarme el pelo no escucho demasiadas cosas. Mis pasos y una puerta que se abre al otro lado del pasillo. De vez en cuando un chasquido de mi espalda cansada de las cuatro semanas de cada mes, de vez en cuando nada. A lo mejor escucho una canción de fondo que me recuerda al humo de los bares de Huertas, a las ojeras del día siguiente, a la vuelta del autobús interminable. Gritos de alcohólicos anónimos al principio de la noche. Inspiración. Espiración. Cruzo el semáforo sin mirar. Soy una ciega vecina que se guía por el soplido de un semáforo cetrino. Saldré y haré ruido. Molestaré a esta ciudad dictatorial, llena de surcos de cemento vacíos que se ríen de nuestras ganas de vivir. Susurraré que no quiero gritar más. ¿Qué es el tráfico sin queja, qué son los robos sin denuncia, qué es un suicidio sin nombre? Detonemos las palabras que estaban escondidas. Rompamos ese silencio que me lleva la contraria.