Pamplinas de una vida

viernes, 5 de febrero de 2010

El calvo

Al final, me gusta el calvo.

Es de esas personas que se recubren de mala leche y amenazas y luego no son más que un cacho de pan.

Es de ese tipo de gente que asusta porque les dan miedo las sonrisas.

De esos que prefieren tenerlo todo bajo control aunque lleguen cerrando puertas y diciendo adiós desde el primer segundo.

Esas personas que gritan para sofocarte porque no quieren que te pierdas un tercer plano de la vida.

Digamos, que es el prototipo de profesor que no gusta a primera vista, pero cuando descubres sus ventajas te das cuenta de lo poco inmerso que estabas en el día a día.

Además puedes dibujarle en botellas de plástico, agendas “2009-2010” y gritarle, cuando menos se lo espere, “¡yo quiero ser la SGAE!”.

1 comentario: