Pamplinas de una vida

martes, 28 de septiembre de 2010

Aire fresco

Aire. Aire en mis pulmones, en mis venas, en mis manos y en mi vida. Viento que me enternece, que me araña el ardor ciego, que me toca el oído. Soplo fresco, exhalación caliente. Corrientes por el pasillo de casa, por las calles de Madrid, entre cuerpos que descansan. Ventílame por dentro, las entrañas. Aire.

domingo, 19 de septiembre de 2010

19

Puede que limpiar la roña de los radiadores no sea la mejor forma de celebrar cinco años y diez meses. Pero hoy es 19, el día que te inventaste y yo me inventé contigo. Si quieres, mañana, podemos tomar café con albóndigas, celebrar que tenemos mascotas detrás de la ventana y tocarnos la punta de la nariz con los dedos de los pies. Porque ya nada importa, ni las puertas que no sé abrir van a cambiar esta inesperada primicia. Venga, vamos a andar descalzos por Lavapiés y a rompernos los oídos con lo que nunca diremos. Septiembre de 2010, el mes que nadie sabía, el momento inseguro, la duda del sí. ¡Mira!, ya tenemos teatro y poesía en los estantes, ¿qué más se puede pedir, camarero? Queríamos el primer plato y el postre, gracias. Tú te comes las patatas que piquen, yo me quedo con las de chocolate. Diecinueve patatas fritas, calientes y que nos quemen los días protervos.

Te quiero

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lo reconozco cocodrila, te echo tanto de menos que he intentado suplantarte...

(Patri va a comerse al pollo de Susana)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

lunes, 6 de septiembre de 2010

Egipto


Mis palabras sólo son el eco de la belleza de tus desiertos.
Haces del amanecer el día y de una puesta de sol la madrugada de todo un pueblo.
Tu incesante sonido altera los sueños, pero éstos son más cálidos en tu espacio vacío.
Pueblo de nadie, llanura de todos, son apenas tres manadas de perros las que ladran al anochecer.
Mierda en los rincones, bajo tus puentes, incrustada en las aceras rotas por la marea humana.
Tu gente me sorprende, hablan de amor, de sonrisas gratuitas y de despedidas constantes, aceptadas.
Me permites descubrir lo bello de agarrar una mano con certeza, con la vergüenza de lo ajeno y la seguridad de lo perfilado.
Porque tú y tus tierras ásperas nos habéis dado la esencia más importante.
¿Cuál? Sólo tú lo sabes, “habibi”.

Fotografía por M.F.F


A mi nuevo compañero de viajes lejanos.