Pamplinas de una vida

sábado, 23 de enero de 2010

El derrumbe de los icebergs

Había una vez un señor sin dientes. Os preguntaréis, ¿y por qué? (O tal vez no). Sus besos sabían a tabaco y su mirada al derrumbe de los icebergs. Día tras día acudía al mismo lugar, “la esquina”.

La esquina de la felicidad.

de los sueños hechos realidad.
del placer.
del dinero.
de la mujer sin nombre.
del hombre sediento.
de los necios.
del señor sin dientes.

Y cada día escribía una nota “diferente”, que dejaba en la mesilla de su olvidado hogar. No mencionaba ninguna esquina, sólo decía:

Me voy al bar, vengo luego.
, llego pronto.
, a la una estoy en casa.
, no dejes cena.
, mañana no curro.
, tengo partida.

Sí, tanta originalidad hace que le den a una ganas de darle un sartenazo a su marido y que...

“¡se quede sin dientes!”.

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