Pamplinas de una vida

domingo, 4 de julio de 2010

Nada

Cuando no hay nada que hacer Nada viene y te dice “hola”. Y mientras tú esperabas que no dijera nada, Nada te encierra y te escurre sus verdades.
“Soy Nada. Hago que los comprometidos discutan, que los nietos rían, que añores el silencio, que tus palabras estén vacías y Algo se sienta bien”.
Nada, nada de nada te molesta, te acaricia, te lame o te daña.
En las noches que la hierba pide perdón Nada se esconde y te susurra al oído:
“ya me tienes”.

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