Pamplinas de una vida

jueves, 3 de marzo de 2011

Terrón

Periférico
Era la calle Montera sin putas. Solía fumar cigarrillos a escondidas, para que no le vieras la amargura. Porque al final volvía a casa cada noche, aún cansado, a pesar de no quererte sin saberlo. No, no lloró por ti, ni por él. Era un hombre, de esos que se mezclan con las sombras de los cubos de mierda y confundes con los restos de la cena. Pero abría la puerta, con tus llaves, con las suyas, y la roña se quedaba en nada.

Cantimplora
Cuando era pequeña tenía una cantimplora verde. No. Aún la tengo. Pero ya no sé dónde estás. No. Dónde está. Las cosas a veces se convierten en un qué estarás haciendo, ahora que ha pasado el tiempo y me acuerdo de los juguetes, los dibujos y los frascos. ¿Ya no puedo dibujar? No. Dibujo. Una cantimplora tenía una niña verde cuando era pequeña.

Acordeón
A los músicos de tu mente les gustan las líneas tristes. Por eso te gusta más que escriba periférica y que deje las cantimploras. Pero a mí me gusta recordar mis cosas empapadas, mezclar nuestra soledad con el saber dónde estoy. Déjame la canción del desayuno, un terrón de sal bastará.

2 comentarios:

  1. - Dime tres palabras...
    - Para que...
    - tu dimelas!
    -Periferico, mmm cantimplora y acordeon!!
    - Gracias, aqui tienes.

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  2. Mezclar nuestra soledad con el saber dónde estoy.

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