Pamplinas de una vida

lunes, 28 de marzo de 2011

La niña

Ella es Sofía. A veces me visto de ella, para volver a ser yo, para dejar el narcisismo de estos días y perderme en sus canciones. Porque tengo voz de niña, porque tengo miedo a crecer y porque, señor Syd Field: Aunque sea una persona pasiva, que no toma decisiones y que no tiene un deseo concreto, Sofía tiene muchos sueños, todavía le brillan los ojos y aunque llore, sólo es para dejar algo de comida en el plato. Porque ella sabe disfrutar de “Vaya mentira”, es traviesa y le gusta meter la mano en los enchufes. Y tiene que descubrir tanto mundo, que ya ni se acuerda de la cena de ayer. Sofía sonríe. Y se ríe de ella misma, se ríe de sus padres, se ríe, se ríe, se ríe. Tiene un muñeco. Le cuenta sus problemas y él le entiende mejor que nadie. Le encanta dibujar. El azul se agota y el negro sigue en la caja de madera. Y dibuja árboles de navidad al revés, pero su mamá la quiere. (LA,LA,LA) Sofía es laísta y siempre lo será. Porque sus raíces Italianas, Peruanas y Españolas no van a cambiar por mucho que pase el tiempo, ¡qué pasen 200 años! Y es una preguntona. Le gusta saberlo todo. Saber cómo se conocieron sus abuelos, saber cómo bailaba su madre cuando era joven, saber cuál fue la primera corbata que llevó su padre, por qué el tío no tiene novia, saberlo todo. Sofía quiere saberlo todo. Pero esa es ella, esa es Sofía.

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