Son las
entrañas llenándose de sangre.
Hacen una presión horrible, insoportable.
Y lo
peor no es eso, lo peor es que no cagas.
Pones una canción que recomendaron en
la radio y notas como el cuerpo se revuelve, te das cuenta de que la tristeza
que llevas arrastrando unos días no es sólo tuya, que alguien con un vinilo en
el fin del mundo también la sintió alguna vez.
¿Cómo será ese tipo?
Un poco más
cayado,
un poco más cansado,
un poco más mayor,
un poco más cerca,
un poco más…
Aunque juntar dos entrañas iguales debe crear
discos de esos que se escuchan durante la resaca de fin de año…
¿No...?
Todo será más fácil si suenan los beatles. Dicen, dicen, dicen. Hasta las entrañas llenándose de sangre.
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