Pamplinas de una vida

sábado, 29 de enero de 2011

Las señoras educadas

Cines Callao. “Más allá de la vida” y mis ganas de dormir. La sala llena. Mentira. Colapsada. Anuncios en acción, un señor histérico nos recoge en el pasillo. Una vez más las entradas se han perdido en menos de cinco segundos. “Las tenía en la mano”, siempre las tenías. Primeros diez minutos, móviles apagados. Ah no, móviles encendidos. Hoy han sonado unos siete móviles, por lo que si la película ha durado unas dos horas y pico, he tenido veinte minutos de inmersión (que ya bastante inverosímil se hacia el contenido del film) entre llamada y llamada. Pero al final, en el clímax “inesperado”, suena justo el de la señora de atrás. Un tono de llamada a lo Manolo Escobar y Matt Damon invocando a los muertos han sido el colmo. Pero no ha quedado ahí. La señora ha cogido el teléfono. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

LAS SEÑORAS EDUCADAS NO SABEN TENER LA BOCAZA CERRADA

Sé, espero, deseo, que esa señora jamás lea estas líneas, pero como el mundo es un pañuelo y tengo ganas de ir al baño le diré:

Estimada señora del asiento de atrás. Siento mucho que su educación se haya perdido entre el abrigo de pieles y los zapatos de charol.

¿Sí? Hola, no, no te preocupes, es que estoy en el cine. Pues faltaran unos veinte minutos. Sí, cuando acabe te llamo. La verdad es que un poco larga sí que es. Bueno, luego hablamos. Un besito. ¡Oye! ¿Lola ya está mejor? Vale, venga. Hasta ahora.

¿Cree usted que esto viene a cuento entre estas líneas tan bonitas que le estoy dedicando? Y como su intelecto, hoy puesto sobre la mesa, está claro que no le da, le diré que NO. Yo sólo quería ir al cine, hacer una crítica aceptable y meterme en la cama. Pero resulta que aquí estoy, escribiendo sobre usted, sobre Manolo Escobar y sobre desconocidas que se llaman Lola.

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