Pamplinas de una vida

viernes, 14 de octubre de 2011

Jimena

¿Sabes qué? La princesita no cambia. Da igual que pasen mil años o trece, porque ella sigue sonriendo.


Mitad manchega, mitad gallega. Cuando la vi por primera vez era tan chiquitita que me daba miedo abrazarla, pero sólo hicieron falta unos segundos para comprender que detrás de toda esa fragilidad había una fuerza infinita. Porque la pequeña es capaz de sumergirse en el agua durante horas y convertirse en sirena, baila al son de cualquier música y con un “te echo de menos” llena cualquier hueco entre Galicia y Madrid.

Me gusta cuando sueña con tocar el horizonte, con cruzar el charco. Algún día lo haremos juntas, viajaremos tan lejos que no sabremos donde estamos. Celebraremos que ha crecido, que ya no se entretiene con cosas de niños y ahora es ella la que crea el juego.


Porque ella me ha enseñado a cuidar, a decir no, a imaginar, a correr por el césped sin zapatos, a bailar dentro del agua, a hablar de otra manera, a tener voz, a dibujar con más colores, a subir las escaleras y a gritar “¡Careto!” con el mar de fondo.

Gracias Jimena, te quiero mucho.
(Felicidades)

3 comentarios:

  1. Marina! Gracias, gracias por todo. Tequieromuchiisimo:)

    ResponderEliminar
  2. Eres la mejor, teamo! A ver si nos vemos, que te echo muucho de menos:(

    ResponderEliminar
  3. Me pasaba por aquí para releerlo después de casi dos años, muchísimas gracias, no sabes cuánto te echo de menos. ¡Te quiero marina!
    Jimena

    ResponderEliminar