Pamplinas de una vida

lunes, 4 de abril de 2011

Sanlérica y Flecólico

Si quieres estudiamos psicología y, entre café y café, escribimos sobre personajes. Podemos ir a las barcas del Retiro e imaginarnos cómo son los dos del fondo, cómo rema él, qué estará pensando ella. Construir un par de personajes que nos digan qué son el temperamento y el carácter, además de “principios integradores de la personalidad”.

“Temperamento: dimensión innata y espontánea de la personalidad”.

Entonces, él y ella nacieron con él. Ya no sirve de nada inventarnos un thriller, en el que ella acaba golpeándole con un remo sin razón alguna, porque le mataríamos y con él, al agua su temperamento. Pero ella, pobre, ¿podríamos juzgarla? No escogió su naturaleza, la escribimos nosotros.

“Carácter: marca que deja en la personalidad los actos libres de un individuo”.

Queridos griegos, vosotros sí que dejasteis huella. Limitáis y después, bienvenida libertad. Estos dos, los del Retiro, tienen la costumbre de ir cada fin de semana, quieren hacerlo. Según el señor Cabeza, “tienen disposición estable para hacer algo”. Pero ¿es su virtud o su vicio? Tal vez vayan a matar a los peces (gordos, feos y espantosos peces del Retiro). A lo mejor son más típicos y sólo dan para una historia made in Hollywood. O mejor todavía, nuestra historia podría empezar con dos pavisosos, atacados por un pez enorme del retiro y que finalmente les convirtiera en dos psicópatas mata peces del Retiro.
Según Heráclito, “El carácter es el destino”. (Pobre destino les espera a los pececillos).

Hipócrates distingue cuatro temperamentos fundamentales: sanguíneo, flemático, colérico y melancólico. Nosotros, ¿qué hacemos con nuestra parejita? Ella sanguínea, aunque un poco colérica. Él, flemático, casi melancólico. ¡Ya tenemos nombres para nuestros personajes! Sanlérica y Flecólico. (A menudo escribo tonterías para entender).

Sanlérica

Es una chica majísima, le encanta hablar con Flecólico de sus planes contra los animales acuáticos y está muy segura de sí misma. A veces se deja llevar por lo que siente y esto hace que sea un poco inestable, pero a Flecólico le encanta su espontaneidad y sus continuos actos irracionales.

Flecólico

Es mucho más interno, le gusta reflexionar mientras rema, gozar de la tranquilidad del Retiro, esperar el silencio necesario. Tal vez demasiado tímido, el pez que les atacó por primera vez hirió su autoestima para siempre, pero de ahí nació algo mejor, su fragilidad.

Puede que dos madrileños mata peces den más el perfil de esquizofrénicos, pero “las dos bases temperamentales en la psicología del personaje” las dejamos para otro día.

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