Pamplinas de una vida

lunes, 30 de noviembre de 2009

Un día sin reloj

Hace tiempo que no me quedaba dormida…ya no tengo tiempo ni para eso.

07:00 Suena el despertador. Es IMPOSIBLE que sean las 7.

07:30 Me levanto. Cuando mis pies salen de las sábanas me doy cuenta de que acabo de hacerlo.

07:55 Voy a perder el autobús de en punto. Seguro.

08:10 Voy corriendo, a lo lejos…el autobús.

08:25 Me subo al autobús. No hay sitio y las señoras que van hasta Avenida de América te miran mal si las quitas su espacio para gritar de una manera, que a día de hoy sigo sin entender que sea posible a esas horas de la mañana.

08:40 Me subo al tren. Cinco personas en el mismo vagón me ofrecen clínex, me cubren con fotos de niños enfermos, caramelos duros y canciones con guitarras muertas.

09:00 Corro por la estación como una loca, llego tarde a clase. Seguro.

09:09 ¡Justo a tiempo!

09:10 Entra un compañero a clase. El profesor mira el reloj, “son y diez, llega un poco tarde, ¿no le parece?”

Vacío espacio-temporal…mi cuerpo está en la universidad, mi cabeza…en la cama.

15:00 Salgo de la universidad para meterme en el metro. Ya casi parece mi segundo hogar.

15:15 ¡No cojo el tren ni de coña!

15:17 ¡Uf, menos mal!

15:37 Llego a Atocha, la estación de los mil desconocidos. Siempre imagino que voy corriendo porque voy a perder un tren que me lleva a… y no porque llego tarde.

Vacío espacio-temporal…las cosas que suceden entre las paredes de mi escuela de arte dramático son inconfesables.

22:45 Vuelta al tren

23:20 ¿Espero un autobús?

23:35 Me voy andando. Torrejón me gusta y no me gusta. Me hace sentir miedo y me hace ser más valiente.

24:00 Estoy muerta…mañana… ¿más?

Hace tiempo que no me quedaba dormida…

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M.F.F

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