- Mordía la picota, se desbordaba la sangre, lamía el jugo y te miraba.
Las niñas no hacen eso.
- Tal vez.
No lo hacen.
- Nunca fui niña.
¿Por qué?
- No me dio tiempo.
Siempre hay tiempo para todo.
- A lo mejor en otra vida.
¿Crees que quedarán?
- ¿Vidas?
Picotas.
- Encontraremos algo parecido.
¿Con jugo?
- Con mucho jugo.
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Siempre hay tiempo, siempre quedarán vidas... pero no desaproveches ésta. Estruja el jugo y come picotas aunque sea a escondidas.
ResponderEliminarSiempre hay tiempo para lo que desees. Por lo que, busca tiempo y alivia mis ganas de compartir contigo una llamada de teléfono.
Te echo de menos.
Desde el sur.